
horas en el trabajo, así que lidiar con un mal jefe tiene un impacto inmenso en su felicidad y bienestar general. Cuando es muy grave, incluso puede conducir a
“Trabaja con el jefe que tienes, no con el que quieres”, añadió.
No obstante, lo que hay que tener en cuenta es que a menudo la relación que tenemos con nuestro jefe se basa en la percepción que tenemos de su conducta, y no necesariamente en la realidad.
Esto se llama el error de atribución fundamental, y es un sesgo cognitivo que nos lleva a atribuir un comportamiento que nos disgusta al carácter de otras personas, en lugar de a las circunstancias o los factores externos.
Según la experta, hay distintos tipos de jefa/es: puedes tener uno fantasma (un gerente que casi nunca se comunica contigo y al parecer nunca está por ahí); uno tipo gaviota (quienes se precipitan y arruinan las cosas, o se precipitan y toman, lo que quiere decir que “caen en picada en un proyecto” y dejan un caos a su paso, o “se sumergen en él y te lo quitan”); o un simple incompetente. Y, por supuesto, muchos son una combinación de esos estilos.
“Pensamos: ‘Me está ignorando, así que no le importo’. Quizá es cierto, pero otra posible explicación es que en realidad está ocupado te tiene confianza”.